Relatos

El mapa
Rocío Garcia Maraber, Barcelona | 30/07/2007 - 11:12 horas | Publicado en La Vanguardia


Este mapa me vuelve loca. Sea cual sea el itinerario que escoja para llevarte a la cúspide, acabamos siempre en el mar salado. ¿Cómo puede ser? Lo siento, no es que no quiera llevarte y dejarte allí, en pirámide, mirándote el ombligo y saboreando el éxito de tu obra. No es eso. Yo encantada de que disfrutes el amor que te profesan tus seguidores, todos ajenos, mientras yo vuelvo a nuestro hogar y saco el polvo a tus premios. De verdad que no es eso, es el mapa escrito en estas manos. Así que, amor mío, nos quedamos en casa.

Miquel A. Ruiz, Sabadell | 01/08/2007 - 17:43 horas | Publicado en La Vanguardia



Harry, apodado el piel roja, era el más certero lanzador. La batalla por la conquista de Torrente Bravo fue la más encarnizada y él derribó de certeras pedradas a los rastreadores enemigos cuando cruzaban el hilillo de agua negra que marcaba la frontera entre dos barrios de emigrantes. En mi caso, recibí tres puntos de sutura, aunque, la verdadera cura pasaba por regresar al libre juego de las calles. Niños con ojos como canicas y carreras de bicicletas sobre el barro, eran el germen de amistades eternas. Mi hijo, encerrado en su ordenador, dice que no explique historias de indios.

POR MARIETTA MORALES RODRÌGUEZ

LA CONDESA ESCRIBE UN POEMA EN EL BALCÒN DE LA TRISTEZA
La condesa lee una y otra vez los versos azules , sumida en la pena de quedar viuda en plena juventud . Era la mujer màs bellas de la comarca . Rodeada de admiradores , que querian estar con ella solamente por su poder y fortuna . Una noche recibio un libro azul que la lleno de alegrìa , eran los versos de un poeta que escribìa sobre hadas duendes , seres màgicos , que la lleva a un mundo donde el desmaor no existe . Un dìa un hombre con el rostro lleno de cicatrices entro en su habitaciòn y la condesa dio un gruti de espanto . La condesa reconocio los escritos del libro azul y vio en el espejo el rostro envejecido de su propia soledad y tristeza .

FUI AL BOSQUE,CAGUE DE TRAS DE UN PINO UNA MIERDA DESCOMUNAL.CIEN MIL MOSCAS ACUDIERON COMO SI FUERA UN MANJAR. AL LIMPARME EL BUFETE-HORROR!!!!NO TENIA UN TRISTE CLINEXS,ME LIMPIE CON UMA HOJA Y ME SALIERON ALMORRANINES. TRISTE DE MI,PERO FELIZ CON HEMOAL ME SENTI.Y COLORIN COLORADO,MORADO CON ESTE RELADO LA HE CAGADO.

Te he invitado a subir, y aún no sé por qué. La habitación donde me alojo es pequeña y oscura, pero no me transmite tristeza, en todo caso me resulta misteriosa. La ventana da a una calle principal desde donde se oye respirar a la ciudad. El sol se está despidiendo con pereza del día. Hace calor.
Me descalzo mientras coges algo del mini-bar, cuando siento una dulce melodía irrumpir en la estancia, una caricia que lo envuelve todo con delicadeza, con ternura: paredes, muebles, sábanas… la habitación entera mimada por la música que surgió con tu presencia.
‘Ya estoy aquí’, me susurras por detrás, en un abrazo lento. Nuestros pies comienzan a moverse; estamos bailando, no más de lo que danzan nuestros ojos, que se miran sin parar, resueltos a acabar reventados antes que rendirse y permanecer estáticos. Mi boca se aproxima, tímida, a ti, soplándote lisonjas de amor al cuello, en tanto intentas atrapar el aire caliente que sale de mi garganta con tus labios. Me besas. Cuando abro los ojos ya es de noche. La luz del sol se ha extinguido. Las viejas farolas que iluminan la calle, nos regalan una luz amarillenta y pobre que entra por la ventana. Me has quitado la blusa y no me he dado cuenta. Te he arrebatado la camisa y no me acuerdo. Otra vez estás detrás de mi, tan cerca, tan pegado a mi espalda que no logro averiguar qué piel es la tuya y cuál es la mía. Ambas transpiran al mismo tiempo y se estremecen por igual. Me hueles el pelo, me lames la oreja. Tus manos tampoco se cansan, hurgan debajo de mi falda, agasajando las bondades que guardaban para mí, tus dedos, haciéndome de agua.
Dócil te llevo hasta la cama, donde me dejo caer contigo. ‘Mi pellizquito de sal’ me dices, y yo te callo con mis besos: peregrinos incansables que viajan por tu cuerpo y te recorren de norte a sur… Valles, montañas, caminos angostos y tierras fértiles: mis dominios. Andadura que disfruto toda la noche, parando en la fonda de tus caderas, deleitándome con el sabor de tu piel y la embestida de tus huesos, jugando a que nos soñamos…
Julia Nieto

Aqui esta mi relato:
https://autenticos8.superforo.net/poesia-f8/cuentos-microrelatos-t70.htm